
“El terror, la sospecha y la inseguridad desde el 76, nos dejaron –entre otras herencias- sujetos políticos inactivos. Esto es, sujetos que han retirado el cuerpo de las luchas públicas. Por obvias e ineludibles razones, el comportamiento público se deslizó desde el poner el cuerpo hacia la táctica del avestruz. Pero ésta con un énfasis complementario: no sólo esconder la cabeza sino todos los espacios torturables de la anatomía humana.”
“Exponer, poner el cuerpo, es sinónimo de arriesgarlo, poner en suspenso el instinto de conservación vital. Y de demostrar los riesgos de hacer cuerpo con la política, de hacer política con el cuerpo, se encargaron los genocidas.”
“La masacre no es una herida, y si lo fuera no deberíamos desear una inmediata coagulación: la infección es una amenaza que portan las rápidas suturaciones. No es una herida, y si de lo que se trata es de usar metáforas organicistas (quizás porque el dolor y la muerte existen en la carne) el genocidio es una mutilación y cuando algo falta (imaginemos un brazo o una pierna, ovarios o testículos) se cicatriza el muñón, el resto, la frontera, pero persiste la ausencia.”
“Cuerpos encerrados en el hogar y conectados con lo público a través de la recepción; y cuerpos aniquilados, corresponden a dos modos del poder –la disciplina y la demostración ejemplificadora- y construyen una forma –hasta ahora exitosa- de hacer política.”
“Es la hegemonía de los cuerpos (su potencial productividad, tanto de riquezas como de subversión) la que porta una amenaza y es sometida a conjuro.”
“La política disruptiva parte de la carencia, la falta o la negación del cuerpo personal porque ello invoca la esperanza de la realización de la completud del cuerpo en la articulación de lo colectivo”
fragmentos de "Mutantes. Trazos sobre el cuerpo" María Pía López
“Exponer, poner el cuerpo, es sinónimo de arriesgarlo, poner en suspenso el instinto de conservación vital. Y de demostrar los riesgos de hacer cuerpo con la política, de hacer política con el cuerpo, se encargaron los genocidas.”
“La masacre no es una herida, y si lo fuera no deberíamos desear una inmediata coagulación: la infección es una amenaza que portan las rápidas suturaciones. No es una herida, y si de lo que se trata es de usar metáforas organicistas (quizás porque el dolor y la muerte existen en la carne) el genocidio es una mutilación y cuando algo falta (imaginemos un brazo o una pierna, ovarios o testículos) se cicatriza el muñón, el resto, la frontera, pero persiste la ausencia.”
“Cuerpos encerrados en el hogar y conectados con lo público a través de la recepción; y cuerpos aniquilados, corresponden a dos modos del poder –la disciplina y la demostración ejemplificadora- y construyen una forma –hasta ahora exitosa- de hacer política.”
“Es la hegemonía de los cuerpos (su potencial productividad, tanto de riquezas como de subversión) la que porta una amenaza y es sometida a conjuro.”
“La política disruptiva parte de la carencia, la falta o la negación del cuerpo personal porque ello invoca la esperanza de la realización de la completud del cuerpo en la articulación de lo colectivo”
fragmentos de "Mutantes. Trazos sobre el cuerpo" María Pía López
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