si falta López falta justicia

si falta López falta justicia
detenido desaparecido el 18 de septiembre de 2006

Venimos trabajando desde el año 2006. Hoy somos un grupo de mujeres que encontramos en el arte un modo para reflexionar y operar sobre nuestra realidad, tomando diversas problemáticas políticas y sociales que nos convocan y nos interesan. El discurso artístico es el medio y el cuerpo la principal herramienta de ese discurso. A veces hacemos producciones coreográficas y otras, acciones más performáticas y agitativas, buscando la expresión y participación colectiva. Generalmente abordamos el espacio público como escenario o lugar de manifestación.
Armamos este blog para comunicar parte de nuestra actividad y para dar difusión a las producciones de otros artistas y grupos que trabajan desde un arte que se posiciona ideológicamente pero que también abre preguntas y posibilita diversas respuestas.
En ocasiones subimos textos nuestros o textos de otros que nos resultan interesantes, motivadores, y creemos que pueden aportar al debate y a la reflexión en torno al hacer artístico y a los contextos en que ese hacer se inscribe.
Pero como nuestro universo de acción no se limita solamente al ámbito artístico, en este espacio también informamos acerca de eventos políticos, sociales y culturales que consideramos importante divulgar y apoyar.
En este blog utilizamos fuentes de distintas procedencias, no nos sentimos atadas a una línea editorial en particular ya que como colectivo no pertenecemos a ninguna agrupación ni partido político.
Nos gustaría mucho que quienes visitan este sitio, nos dejen su opinión, comentario, crítica...

jueves, 24 de abril de 2008

Otros colectivos en el camino

Viajamos por la ciudad, la atravesamos. Vamos a trabajar (o a buscar trabajo), a la escuela o la universidad, al centro. Una, dos, tres horas de nuestro día pasan en esos caminos, para llegar -una vez más- a un sitio quizá ubicado a pocos kilómetros de casa. Trayectos rutinarios, recorridos uniformes, con un ritmo conocido, definido: dormitar, leer (o, al menos, intentarlo), escrutar rostros desconocidos y, sobre todo, mirar vagamente por la ventanilla esas calles, esos negocios, esas gentes, esos barrios por los que todos los días pasamos y nunca hemos conocido. Trayectos que vivimos como una fantasmagoría, en medio del aturdimiento del viaje en colectivo.
Desde hace un tiempo, la reforma del sistema de transporte en Córdoba trastornó de golpe esas rutinas. Nadie sabe cuál es el medio para llegar a muchos destinos, no hay regularidades en las frecuencias, no se comprende la lógica del nuevo esquema. El viaje a través de la ciudad se vuelve una odisea, un fracaso o un imprevisto. Su flujo cotidiano se interrumpe y deja a la ciudad desintegrada, más deshecha, llena de quejas (“la queja en el lugar de la acción”). Y como señala Néstor García Canclini, “en un mundo hecho pedazos, la fragmentación y el desgarramiento urbanos hacen visibles las dificultades de poner juntas las partes disgregadas o excluidas“. (Canclini 2003)
“Interrogue a sus cucharitas”
Uno de los sentidos potenciados en la serie de intervenciones propuesta por los artistas de RECOLECTIVO radica en llamar la atención de los mismos usuarios sobre esos espacios de tránsito (los colectivos) y esos trayectos cotidianos (ahora alterados, dificultosos). Volver esa condena otra cosa: provocar extrañamiento desde la alteración insólita, humorística, sacada de lugar. El “público” de la acción está cautivo hasta que termine el viaje, sin escapatoria.
Los artistas se mimetizan entre el elenco estable del colectivo, esos personajes llenos de clichés, que sobreviven de vendernos los últimos restos de remate de aduana, souvenirs de un país que ya no es, poblado de fábricas y talleres cerrados y de baratijas made in Asia. Pero ellos nos traen sorpresas. Desde un curso acelerado de historia del arte hasta una degustación de chiles, el denominador común es la parodia y la sorpresa como motor del diálogo. Devenidos vendedores ambulantes apócrifos, simulados pedigüeños profesionales, parten de los formatos esperables de la circulación de la voz dentro del colectivo, para trastocarlos y volver insólito lo habitual. Para deshabituarnos al viaje. El artista conceptual argentino Ricardo Carreira proponía en los ’60 buscar en el arte la deshabituación: lograr que (un fragmento de) la realidad se vea desde otro lado, con ojos nuevos. Justamente fue Carreira quien protagonizó en los años ’80 una serie de performances arriba de colectivos porteños: podía dar allí una clase de historia acerca de los orígenes de la esclavitud o explicar su teoría del rulo.
El poeta francés Georges Perec también insiste acerca de que el objeto de la literatura tendría que ser “interrogar lo habitual”, aquello que justamente no nos interroga, lo que no parece constituir un problema, lo que “vivimos sin pensar en ello, como si no transmitiera ni pregunta ni respuesta”. Y propone: “interrogue a sus cucharitas”.
“Hay gente que no conoce el centro”
Las intervenciones gráficas –otro aspecto del proyecto que realizó RECOLECTIVO– se proponen tanto hacia adentro (los pasajeros) como hacia afuera de los colectivos (los que los ven pasar). Ellos, los que no llegan al centro, los que han quedado excluidos del mundo de los intercambios materiales y simbólicos, los extraditados fuera de las murallas de la ciudadela, suelen desplazarse por la ciudad de otra manera: con tracción a sangre. Cartoneros y botelleros con sus carritos, obreros con sus bicicletas, familias de caminantes cargados con todas sus pertenencias, tienen una experiencia del viaje en la ciudad de otra intensidad. Sus trayectos, distintos a los instituidos, generan otra circulación en la urbe. Otro orden en el caos. Otros puntos de encuentros. Ellos no llegan al centro en colectivo (ni en taxi ni en auto). Pero no son flaneurs, pasantes sin rumbo perdiéndose voluntariamente entre la multitud. La ciudad no es para ellos un espectáculo (borroso a través del vidrio) sino su hogar, un hogar hostil pero propio. Podrían traerse a colación las impresiones de Walter Benjamin ante los desplazamientos populares en la Moscú soviética: “Si los europeos disfrutan en rápido viaje el sentirse superiores, el dominio sobre el montón, los moscovitas en el pequeño trineo, en cambio, están estrechamente mezclados con los hombres y las cosas (...), verdaderamente quedan enclavados en el trajín de la calle”. (Benjamin 1992)
¿Podemos seguir pensando que si la ciudad es el lugar de encuentro con el otro, el centro es el punto de reunión, “el espacio donde actúan y se encuentran fuerzas subversivas, fuerzas de ruptura, fuerzas lúdicas”? (Barthes 1990) ¿Dónde está hoy el centro? ¿Cuántos centros cabría señalar?
“¿Por qué nos cuesta la idea de lo colectivo?”
La trabazón del viaje en colectivo no es la única dificultad puesta en cuestión en este trabajo artístico. También, la trabazón para actuar colectivamente. Elaborar y realizar un proyecto (de tamaña envergadura) desde un “colectivo de artistas” implica deponer el fuerte individualismo que signa la profesión, obviar la firma en singular, borrar las marcas fuertes de un estilo personal. El trato con los otros implica además la única posibilidad de materializar la propuesta, su condición de ser. Una experiencia, entonces, que tematiza la dificultad del viaje y la dificultad de la elaboración conjunta.
Pero en estas prácticas no sólo se entreteje un colectivo de artistas, también se inventan espacios de intercambios, allí donde no los había. Se vuelve a fundar un ámbito público, en el sentido fuerte, político, del término, donde estaba instalada la mayor soledad en medio de la multitud (recurriendo a una imagen propuesta por Baudelaire para referirse a la experiencia urbana de la modernidad). Un espacio (efímero, móvil) en el que tiene lugar una experiencia (artística o, en términos más amplios, comunicacional) que es habitualmente restringida, ya que no incluye a la mayor parte de los pasajeros de los colectivos, de los habitantes de la ciudad.
“RECOLECTIVO”
El prefijo “re” antepuesto a adjetivos, sustantivos y verbos se generalizó en la lengua coloquial argentina de las últimas décadas como forma privilegiada de denotar énfasis. “RECOLECTIVO” enfatiza desde su nombre que más que una suma de artistas para un proyecto común se propone como una exacerbación de sus disposiciones, sus recursos, sus enlaces. Mauricio Días & Walter Riedweg, un dúo de artistas radicados en Río de Janeiro (Brasil), convocan a unos quince artistas locales, algunos de ellos a su vez agrupados, a producir una obra en común.
Un colectivo de colectivos. Y a la vez un colectivo sobre colectivos. El prefijo “re” ya no sólo alude al énfasis: también al juego de palabras, al gesto de desplegar la polifonía de un término para articular sus sentidos convencionales en nuevas prácticas.
“Algo ha perdido el habla”
Parte de lo que hay, en la estructura de los andamios / que sostiene a los pintores de los tanques de la ESSO, / es un problema de sintaxis: ni mucho más ni mucho menos.Sergio Raimondi, Poesía civil
Roland Barthes insistía en 1967 en que “la ciudad es un discurso, y este discurso es verdaderamente un lenguaje: la ciudad habla a sus habitantes, nosotros hablamos a nuestra ciudad, la ciudad en la que nos encontramos, sólo con habitarla, recorrerla, mirarla”. (Barthes op.cit.) Hoy, “algo (¿la ciudad? ¿nosotros?) ha perdido el habla”. Quizá no se trate de la destrucción o la carencia del lenguaje, sino más bien, como propone el poeta bahiense, de “un problema de sintaxis”. De la ilación de las partes, de su “cohesión” –diría un lingüista- en una secuencia legible, de un recorrido. ¿Qué mejor metáfora para ello que el trayecto de un colectivo por la ciudad? Un viaje que perdió su discurso en la somnolencia y en el anestesiamiento, pero que puede aspirar a volver a decir a partir del sacudón provocado por la irrupción de los artistas, sus performances a bordo, sus intervenciones gráficas, dentro y fuera del colectivo. Para el que viaja, para el que no; para el que visita el museo, para el que nunca pisó el centro.
Ana LongoniUniversidad de Buenos Aires/ CONICET
Referencias:Néstor García Canclini, “La megalópolis ordenada desde la informalidad”, conferencia inédita, Caracas, 2003. Roland Barthes, La aventura semiológica, Barcelona, Paidós, 1990. Walter Benjamín, Cuadros de un pensamiento, Buenos Aires, Imago Mundi, 1992.
No estábamos hechos para los mismos caminos…
RECOLECTIVO
Intervención urbana realizada por los artistas de Córdoba, Argentina: Alejandra Bredeston; Sara Carpio; Azul Ceballos; el fallecido, Jorge Díaz; Graciela Rasgido; Grupo Urbomaquia: Guillermo Alessio, Liliana Di Negro, Magui Lucero, Sandra Mutal; el binomio suizo-brasileño: Mauricio Días & Walter Riedweg; y el brasileño, Marcillo Braz. Estos artistas crearon el grupo RECOLECTIVO para la obra “No estábamos hechos para los mismos caminos…” puesta en el espacio público de la ciudad de Córdoba, Argentina, en el mes de agosto de 2003.
A principios de 2002, el Instituto Goethe invitó a la ciudad de Córdoba a los artistas Mauricio Días (Brasil) y Walter Riedweg (Suiza) para una serie de actividades en torno a su obra. Allí surgió la idea de realizar un proyecto en esta ciudad y se convocó a artistas locales. Se sucedieron encuentros por más de un año, donde hubo debates y reflexión acerca de la gran crisis que estaba viviendo Argentina. Un contexto socio-político particular – fines de 2000 – con un presidente renunciado- De La Rúa- y un panorama convulsionado, con sistemas institucionales erosionados y faltos de credibilidad y sin la suficiente representatividad política.
Así fue que desarrollamos este proyecto que toma el colectivo- autobús- y lo colectivo como eje de la propuesta. La idea del colectivo como realidad y como metáfora, como espacio de tránsito y articulación, para reexaminar los conceptos de interior y exterior y los de exclusión e inclusión, resignificando la percepción que tenemos de nuestra realidad. Entonces nos dirigimos a esos ciudadanos que habitan el colectivo con imágenes vertiginosas e imprecisas, y la rutina de ese viaje que se vuelve equivalente a la historia reciente de contradicciones e inercias de políticas que se repiten; personas que por momentos descubren que las cosas no les ocurren a los otros, sino a cada uno de nosotros; que la ciudad y la vida no acontecen fuera del (lo) colectivo, sino allí mismo, por obra de todos los que viajan, de un lugar a otro, con deseos, urgencias, sueños y desencantos.
Por eso esta obra se conforma con lo que RECOLECTIVO y los propios habitantes de la ciudad proponen, sumando experiencias, relatos diversos de ficción o realidad. A través de la incorporación de manera inesperada de situaciones privadas en el espacio público-- las que eran acciones cotidianas y banales, se transformaron en situaciones absurdas e insólitas- se invitó a los pasajeros-espectadores, a reflexionar más profunda y libremente sobre los límites de lo individual y lo público, lo social- aquello que se encuentra como constituido por la normativa general y que implica una cierta responsabilidad colectiva ante las cosas; y lo poético- aquello que nace como destinado a la anarquía en el sentido de un orden no regido por otros órdenes que no sean los de su propia posibilidad estética.
Concretamos tres etapas: 1- carteles que viajan adheridos a los colectivos, 2- “performances” dentro de los colectivos y 3- finalmente, los carteles que nos hablan desde los costados del corredor céntrico, sobre la calle principal que atraviesa el transporte público.
Llamamos pasividad a la resignación y la espera. Llamamos resistencia al deseo sostenido de hacer frente a los obstáculos más diversos y de interrogar el mundo que ocupamos.
—RECOLECTIVO

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